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52. Año 144.

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En la vida pensé que escogeríamos una fecha tan mágica como la Navidad para darnos el "sí, quiero", aunque si hablamos de lo que pensamos también he de reconocer que creo que jamás nos imaginé casándonos, ni con hijos... pero lo que tengo claro es que ahora mismo no cambiaría absolutamente nada de mi vida, ni siquiera el pasado que nos ha traído hoy aquí.

Sé que hoy tengo que resumir un poco lo que quiero decir, porque de no hacerlo el discurso podría ocuparme varias hojas y no es necesario que me enrolle tanto, sobre todo porque aquí lo que realmente importa es que sepas tú lo que siento y creo que día tras día logro demostrarte que de ti me enamoro más a cada segundo que pasa.

Tú y yo nos conocimos siendo dos mocos en un aeropuerto. Recuerdo perfectamente que te ofrecí un chicle y ese fue nuestro punto de unión, gracias a ese ofrecimiento nos convertimos en los mejores amigos del mundo hasta que crecimos... y la niña empollona ya no te veía sólo como su mejor amigo, aunque cómo hacerlo, sólo había que verte *carraspeo un poco* En fin, mejor me guardo los detalles. El hecho es que crecimos juntos, nos enamoramos y formamos parte de los mejores y los peores momentos del otro, pero un día en nuestra historia tuvimos que escribir un punto, aunque no final.

Volviste a mi vida cuando menos te esperaba, lo hiciste derribando todos los muros que me había decidido a ponerte y demostrándome que cuando alguien quiere cambiar, lo puede hacer... y jolín, cómo te agradezco que hayas vuelto dispuesto a todo, porque yo siempre estaré dispuesta a lo mismo por ti y por nuestra pequeña familia.

Sé que hoy no hay presentes, pero ante los que están sin que lo sepamos prometo amarte, cuidarte, respetarte, volverte loco y hacerte reír cada día de mi vida, Acheron Blackshaw.



Te amo más que a mi propia vida.

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