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Energías positivas

Últimamente, todo en mi vida parece brillar con una energía diferente. No sé si es el sol, el aceite de motor o simplemente mi rubia, pero cada día arranco con una sonrisa. Tenerla a mi lado hace que hasta los días más grises tengan su punto de luz. Su risa, su forma de mirarme cuando cuento una tontería y la manera en que se acurruca en mi pecho cuando cae la noche… todo en ella me da paz.

El taller también ayuda. Ensuciarme las manos, sentir el olor a gasolina y ver cómo un motor vuelve a la vida es una de esas pequeñas cosas que me hacen sentir útil. Cada tornillo ajustado es un problema menos en el mundo, o al menos en el mío.

Y luego está la casa. No es grande, ni perfecta, pero es nuestra. Un alquiler con derecho a compra, algo a lo que puedo llamar hogar sin miedo a que me lo quiten de un día para otro. Cada caja que desempaquetamos, cada mueble que colocamos, es un paso más hacia un futuro que, por lo que parece, va a llevar cada vez a más.